Errores comunes al elegir textiles para proyectos de interiorismo: Qué evitar y cómo tomar decisiones acertadas
- Vanvino
- 8 jun
- 6 Min. de lectura

La selección de textiles en interiorismo profesional no solo determina la apariencia estética de un espacio, tanto en contextos residenciales como contract internacionales, sino también su funcionalidad, longevidad y percepción de confort. Sin embargo, es habitual que incluso profesionales con experiencia cometan errores al seleccionar tejidos, especialmente cuando priorizan el diseño sobre criterios técnicos o ignoran factores clave como el clima, el uso intensivo o la sostenibilidad. Esta breve guía aborda en profundidad los errores más comunes, ilustrados con ejemplos reales y respaldados por medios especializados como Elle Decoration, Architectural Digest y estudios recientes de consultoras como McKinsey y organismos internacionales como las Naciones Unidas.
1. Ignorar la funcionalidad según el uso del espacio
Uno de los errores más frecuentes es seleccionar textiles por su apariencia sin considerar el uso previsto del espacio. Esto puede traducirse en una experiencia de usuario deficiente o en costes operativos elevados por mantenimiento o sustitución. Por ejemplo, el terciopelo puede aportar elegancia y profundidad visual, pero su baja resistencia a la humedad y su dificultad de limpieza lo hacen poco apto para espacios como recepciones hoteleras o zonas de restauración. El lino puro, aunque fresco y natural, se arruga fácilmente y puede deteriorarse con la exposición solar si no está tratado adecuadamente, lo que lo convierte en una mala elección para tapicerías cerca de ventanales.
En espacios de alto tránsito, como lobbies de hotel, oficinas o salas de espera, es imprescindible utilizar tejidos que superen los 25.000 ciclos Martindale, como recomienda el manual técnico de Gancedo (2024). Este indicador mide la resistencia del tejido a la abrasón y es fundamental para asegurar la durabilidad en contextos contract.
Recomendación profesional: Antes de decidir un tejido, define la frecuencia y tipo de uso del espacio. Consulta siempre las fichas técnicas homologadas (resistencia, mantenimiento, tratamientos especiales) y asegúrate de que el proveedor puede garantizar su rendimiento en condiciones reales.
2. No adaptar los textiles al clima local
Los materiales reaccionan de forma distinta según las condiciones climáticas. Un error común es utilizar los mismos tejidos en proyectos ubicados en contextos térmicos radicalmente diferentes, lo que afecta directamente a la comodidad y durabilidad del espacio.
En climas cálidos o húmedos, los tejidos naturales y transpirables como el lino, el algodón o el Tencel (una fibra celulósica de origen sostenible) permiten regular la temperatura y evacuar la humedad. En cambio, en climas fríos y secos, se buscan materiales con mayor densidad o retención térmica como la lana, el terciopelo o tejidos técnicos con backing de fieltro o mezcla acrílica.
Elle Decoration (2025) y AD han destacado recientemente que la adaptación de los materiales al clima local no solo mejora el confort de los usuarios, sino que permite reducir el uso de climatización artificial, favoreciendo la eficiencia energética.
Recomendación profesional: Realiza un análisis climático básico del entorno y prioriza materiales que funcionen bien de forma pasiva con la temperatura y humedad locales. La selección correcta puede tener implicaciones directas en la certificación ambiental del edificio (LEED, BREEAM).
3. Olvidar el impacto del color y la textura en la atmósfera
El tejido no es solo una superficie funcional, es también una herramienta expresiva. El color, la textura y la forma en que absorben o reflejan la luz influyen directamente en la percepción del espacio.
Un error común es descoordinarlos del resto del diseño. Por ejemplo, introducir textiles fríos (grises metálicos, blancos clínicos) en un espacio residencial que busca calidez puede romper la narrativa del proyecto. Del mismo modo, mezclar texturas demasiado complejas (bouclé, chenille, jacquards cargados) en ambientes minimalistas puede generar ruido visual.
Según el informe "Color Impact in Interior Design" de Pantone Institute y recogido por Interior Design Magazine (2025), la elección cromática de textiles afecta en más de un 50% a la percepción del confort en espacios comunes. Architectural Digest ha señalado en varias ocasiones que las paletas tierra son una constante en proyectos residenciales y contract, aunque no hay una fuente específica verificada para esta afirmación, por lo que se reformula como una observación general del sector.
Además, se consolida la búsqueda de contrastes táctiles: combinar tejidos suaves o aterciopelados con superficies duras (madera, piedra, metal tratado) permite generar profundidad sensorial sin sobrecargar el espacio. Este enfoque, mencionado por publicaciones como Elle Decoration y Wallpaper, responde a una necesidad creciente de calidez, simplicidad y armonía en entornos habitados.
Recomendación profesional: Trabaja con paletas cerradas y define previamente si el tejido debe integrar, destacar o matizar. Utiliza simulaciones lumínicas para ver cómo reaccionan los materiales a la luz natural y artificial, y considera el uso de moodboards con materiales físicos para evaluar combinaciones sensoriales en contexto.
4. No considerar la sostenibilidad como criterio de elección
La elección de textiles sostenibles ya no es una cuestión de tendencia sino de responsabilidad profesional. La industria textil es responsable de aproximadamente el 10% de las emisiones globales de CO₂ y del 20% de la contaminación del agua industrial, según estimaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente publicadas en informes recientes sobre sostenibilidad en la industria textil.
Diversas publicaciones del sector destacan que la industria textil en 2025 apuesta por fibras con trazabilidad y bajo impacto, incluyendo tejidos orgánicos y técnicas de estampación más responsables como la impresión sin agua.
Tejidos con menor impacto ambiental recomendados:
Tencel™ (Lyocell): producido por Lenzing con bajo uso de agua y sistema cerrado de disolventes.
Lino europeo certificado: requiere poca agua y pesticidas.
Algodón orgánico GOTS: con trazabilidad desde el cultivo.
PET reciclado: convierte residuos postconsumo en textiles técnicos.
Distintos estudios de mercado indican que los arquitectos y diseñadores priorizan cada vez más materiales con bajo impacto ambiental en proyectos contract.
Recomendación profesional: Solicita certificaciones verificables y apuesta por proveedores que muestren transparencia en su cadena de suministro. Evalúa la posibilidad de incorporar textiles regenerativos, reciclables o producidos con energías limpias, especialmente si el proyecto opta a sellos como WELL o BREEAM.
5. Descuidar la resistencia y el mantenimiento
Uno de los errores más costosos en interiorismo profesional es subestimar la resistencia técnica de los textiles, especialmente cuando se utilizan en contextos de alto uso. Un tejido puede resultar visualmente atractivo, pero si no está diseñado para soportar el desgaste diario, la fricción constante o los procesos de lavado intensivos, acabará perdiendo su aspecto, funcionalidad y, con ello, parte del valor percibido del espacio.
Un criterio fundamental es la resistencia a la abrasión, medida por el test Martindale. Este ensayo somete la tela a un roce mecánico repetido para simular el uso prolongado. Un tejido con menos de 10.000 ciclos puede funcionar en usos decorativos como cojines, pero para proyectos contract (hoteles, restaurantes, oficinas), es imprescindible que supere los 25.000 ciclos, lo que garantiza una alta durabilidad sin mostrar desgaste visible durante años.
Otro parámetro esencial es la resistencia al pilling, es decir, la capacidad del tejido para evitar la formación de bolitas por el roce constante. En entornos profesionales, donde los asientos, respaldos o cortinas están sometidos a uso intensivo, una resistencia al pilling igual o superior a 4 (en una escala de 1 a 5) es recomendable para preservar la calidad estética del tejido en el tiempo.
Asimismo, la solidez del color a la fricción determina si los colores del tejido permanecen estables ante el contacto físico repetido, tanto en seco como en húmedo. Una puntuación superior a 4 evita problemas comunes como transferencia de tinte o manchas accidentales, especialmente en textiles de colores intensos o tapizados claros.
Por último, es vital tener en cuenta la aptitud para lavado industrial, regulada por la norma ISO 15797. Muchos tejidos de uso doméstico no soportan los ciclos de lavado a alta temperatura ni los productos químicos utilizados en lavandería profesional. En proyectos de hospitality o sanidad, los tejidos deben mantenerse impecables tras decenas de lavados sin encoger, perder color o deformarse.
Algunas marcas especializadas ofrecen catálogos diseñados para uso contract que combinan rendimiento técnico (resistencia, ignifugación, limpieza fácil) con una cuidada estética. Estas soluciones son habituales en sectores como hotelería, retail o sanidad.
Recomendación profesional: no basta con que un tejido sea estéticamente adecuado. Solicita siempre fichas técnicas completas y garantiza que el material cumple con los estándares requeridos para el uso previsto. La durabilidad del tejido es inseparable de la calidad global del proyecto.

6. No contar con asesoramiento textil especializado desde el inicio
La elección textil afecta a la parte visual, técnica, sensorial y funcional del espacio. Incluir a un experto textil desde la fase de concepto permite prever compatibilidades, evitar errores y optimizar costes.
Ventajas clave de trabajar con un experto textil:
Interpretación de normativas (ignífugo, sanitarias, etc.)
Selección de proveedores adecuados
Validación técnica y estética de propuestas
Recomendación profesional: Colabora con consultores o integra perfiles textiles en tu equipo de proyecto, especialmente en obras de media y gran escala.
Conclusión: ¿Cómo evitar errores al elegir textiles para interiorismo?
Evitar errores en la selección de textiles implica integrar el conocimiento técnico, la sensibilidad estética y el compromiso con la sostenibilidad. Es fundamental evaluar cada decisión bajo criterios de uso, clima, durabilidad, mantenimiento y coherencia visual.
Los errores más comunes incluyen ignorar el uso real del espacio, no adaptar los materiales al clima, subestimar la sostenibilidad, seleccionar tejidos sin la resistencia técnica adecuada y prescindir de asesoramiento especializado. Evitarlos mejora la durabilidad, la coherencia estética y el impacto ambiental del proyecto. errores más comunes al elegir textiles incluyen ignorar el uso real del espacio, el clima, la sostenibilidad, la resistencia técnica y la importancia de asesorarse desde el inicio. Prevenirlos mejora la longevidad del diseño, el impacto ambiental y la experiencia del usuario.
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